miércoles, 28 de septiembre de 2011
Cuando quieres a alguien, notas como miles de
mariposas te hacen cosquillas y es una sensación
realmente agradable. Yo la sentí una vez, era tan
maravilloso que no quería que eso terminase nunca.
Pero llego el día en que él decidió marcharse, y no
entiendo muy bien porque, pero sabía que eso tarde
o temprano pasaría.Pasaron días, semanas y algunos
meses y yo seguía queriéndolo y pensando en él como
el primer día; esperando sus llamadas e intentando
recordar su voz.De repente me vino a la cabeza lo
que me prometió el día en que se despidió de mí:
- Pero seguiremos siendo amigos, ¿no?
+ Claro que sí.
- ¿Me lo prometes?
+ Por supuesto.
Y ahora, me doy cuenta que las promesas son solo
palabras, ya que nunca más he vuelto a oír su voz.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario